Somos Diversidad

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El Costo de la Orientación Sexual Lésbica en Chile

Crímenes de odio ocurren reiteradamente en Chile, pero no todos llegan a ser noticia, ya que los medios de comunicación le dan más relevancia e interés al fútbol, robos, cahuines de algún famoso que a un asesinato por lesbocidio (asesinato a una lesbiana por su orientación sexual).

Agrupación Lésbica Ayuquelén

En la década de los 80, surgió una Agrupación Lésbica llamada Ayuquelén. creada para buscar justicia a una mujer asesinada por ser Lesbiana: Mónica Briones. Crimen que no tuvo culpables por falta de pruebas. Desde ese entonces, diversas entidades femeninas se han organizado para luchar por sus derechos, tanto individuales como colectivos, en busca de justicia frente a la discriminación verbal y/o física, que en muchos casos termina en muertes.

Según un estudio exploratorio realizado en enero de 2016, por la Agrupación Lésbica Rompiendo el Silencio, arrojó que más del 70% de las encuestadas han sido acosadas en la vía pública por su orientación sexual. Además,  el 68% no asiste a los centros de salud por miedo a ser discriminada. Las lesbianas dan cuenta de recibir casi nulo apoyo de parte de organismos públicos, donde son discriminadas y/o violentadas. Lamentablemente el 99% reconoce no haber recibido apoyo de parte del Sernam, Centros de la Mujer o casas de acogida.

Algunos casos de Lesbocidio que hicieron noticia: María Pía Castro, destacada futbolista de Limache, fue encontrada muerta en febrero de 2008. Quemada completamente, sólo se pudo identificar por su ADN. La autopsia arrojo fuertes golpes en la cabeza. Su caso se cerró en 2017 sin culpables.

Nicole Saavedra, en junio del 2016. Encontrada en una granja, con numerosas heridas abiertas y moretones. Le habían atado las manos a la espalda. La policía en primera instancia indicó que no había ninguna pista para identificar a su asesino. Sólo debido a la presión de diferentes organizaciones como el Movimiento Justicia por Nicole Saavedra y la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres, se logró imputar A Víctor Pulgar por el delito de secuestro, violación con homicidio y hurto, quien será formalizado los próximos días (junio de 2021). Cinco años después de la muerte de Nicole. 

Susana Sanhueza fue asesinada en marzo del 2017. Su cuerpo se encontró una semana después, en una bolsa de basura en una oficina del archivo municipal de San Felipe. En primera instancia la Corte de Apelaciones de Valparaíso ratificó absolución del único imputado, Cristian Muñoz. Posteriormente, en mayo del presente año, la Abogada defensora del caso, Rebeca Zamora, interpuso un recurso de queja sobre la Corte Suprema.

Estas tres muertes ocurrieron en una llamada “zona roja” (de poca tolerancia hacia el lesbianismo), de la Quinta región de Chile.

Chile, sus leyes y justicia han permitido desde siempre, excluir de los derechos, enjuiciar, agredir, ningunear, invisibilizar, hostigar y hasta matar a las lesbianas, bajo  constructos establecidos por las tradicionales normativas de género creadas por la sociedad para mantener el control de todos y todas.

El ministerio de Justicia y Derechos Humanos del Gobierno de Chile indica en alguno de sus artículos que “Todo individuo tiene el derecho a la Vida, la libertad y seguridad. Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. Todo ser humano tiene derechos y somos iguales ante la ley. Con derecho a la protección contra toda discriminación”.

Irreparablemente, estas agresiones y muertes nos dan a entender que los derechos a la justicia en casos de discriminación y asesinatos, se aplican sólo a un tipo de personas, no valorándonos ni reconociéndonos a todos por igual. Los agresores y asesinos lesbofóbicos terminan siendo los beneficiarios del sistema sin recibir el juicio que debieran.

Podemos pensar que el no ser o hacer lo que los demás quieren, nos merecemos el desprecio y el maltrato. Sin embargo, el hecho de ser lesbiana no nos hace inferiores. No es un pecado ni una condición para estar aislada, resguardada o ser invisibilizada, y mucho menos le permite a los limitados de pensamiento y criterio estructurado, atentar contra nuestra vida por el hecho de defender nuestra identidad sexual.

Todo nos da a entender que, para lograr resultados a nuestras peticiones, hay que seguir organizándose, para exigir que se cumplan nuestros derechos consagrados por ley, pero rara vez respetados. 

Definitivamente la Lesbofobia es más peligrosa que la expresión de amor entre dos mujeres. El lesbianismo no va a desaparecer. Pero si es posible que con educación, exigiendo que se cumplan las leyes y derechos, el pensamiento y las acciones de las generaciones futuras pueda cambiar.

Es tiempo de seguir activándose, viralizando, visibilizando cada hecho de odio e injusticia hacia nuestra identidad, identificarnos como Lesbianas, aunque ello nos cuesta la vida.

Lucía Gómez
Activista lesbofeminista