Somos Diversidad

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Reflexiones para la inclusión LGBTIQ+ en libros del Mineduc

Junto a mis compañeras de tesis (relacionada a la comunidad diversa) de psicopedagogía en la universidad de INACAP dimos inicio a las investigaciones del marco teórico requerido para la misma, y me encontré con el planteamiento de éstas palabras:

 “Las conclusiones han declarado que las desigualdades sociales entre hombres y mujeres, en las que estas –junto con otras identidades no hegemónicas, como son las LGTB+-”     (Lillo Muñoz, D.,2018).

Debido a esto, me propuse investigar sobre cuántos cuentos del texto escolar tenían autoras femeninas. (refiriéndose a los libros de este año 2020) Me llevé una grata sorpresa al descubrir que, en efecto, sí hay más autoras que autores en algunos libros y, en otros estaba más equitativo el asunto. Pero, independiente de los resultados de esta investigación, no vi nada con contenido LGBT+. Lo más cercano a este tipo de contenido fueron los poemas de Gabriela Mistral, pero en ningún momento se menciona a su pareja Doris Dana o alguna foto de ellas. (cabe destacar de Doris también era una escritora) Y claro, algunas personas podrían plantear: “Pero es su vida privada, no viene al caso”, y puede que tengan la razón, nadie es dueño de la verdad, pero a su vez ¿Qué daño haría saberlo?

Estamos acostumbrados a relacionar a todas las personas con la heterosexualidad y, por otra parte, les atribuimos ser cis géneros. Dejando de lado así, la importancia de la visibilidad de personas de la comunidad LGBT+, que no son pocas y han desarrollado un gran cambio social o dejado su huella de alguna forma. Entre los ejemplos destacados para la comunidad está Marsha P. Johnson quien fue una mujer trans, afroamericana y activista de los derechos LGBT+, y debido a su muerte en los disturbios de Stonewall, tenemos la conmemoración del mes del orgullo. Entre otros, podemos recordar a Alan Turing, el cual trabajó en los códigos nazis, particularmente los de la máquina Enigma en la segunda guerra mundial y, a quien mataron con una manzana envenenada (cual blancanieves) cuando supieron de su orientación sexual (Existen controversias y teorías sobre si fue suicidio u homicidio, pero se plantea su decadencia en sus trabajos debido a su orientación sexual).

Ahora quizás venga la pregunta: ¿Y, qué tiene que ver que se sepa su orientación o identidad? Pues viendo a Chile como ejemplo, visualizamos la depresión, los intentos de suicidio, las muertes, etc. en la comunidad LGBT+ que son provocadas, entre otros factores, por el bullying y/o discriminación que las personas han sufrido en alguna etapa de su vida por el simple hecho de ser como son, es decir,  “anormales” en una sociedad heterocisnormativa. Es importante (al menos en el contexto en el cual estamos hablando) recalcar la “normalidad” porque debido a esta palabra es que nacen muchos insultos y desprecios a personas que no encajan en dicho concepto, en el cual nos han hecho intentar encajar siempre, al menos a la gran mayoría de las personas. Entonces, con todo lo mencionado anteriormente, podemos decir que, si no eres una persona que se identifica con el género asignado al nacer (trans), si no eres una persona a la que únicamente le atrae su género opuesto (Gay, Bi, Lesbiana, Asexual, etc), significa que estás fuera de esta heterocisnormalidad, por lo cual serás blanco de bullying y básicamente te harán sentir mal por solo ser lo que eres, ¿es esto justo? No. ¿se puede hacer algo? Obvio que si. Al mostrar un contenido diverso en cuanto a orientaciones e identidades dentro de textos educativos, podemos de cierta forma, normalizar estas situaciones y tenerlas presentes en la vida cotidiana. Si logramos esto, ya no sería algo “anormal” porque te lo plantearían en el colegio, lugar en el cual pasas 40 horas semanales aproximadamente. Hablar las cosas hace que se quite el tabú, hablar de la cosas hace que se minimice la ignorancia y, en este caso, hablar de la diversidad en orientaciones e identidades minimiza la discriminación. La educación es una buena herramienta para cambiar algo que está mal en lo que concierne a la formación de las personas. A mi parecer, estamos en una sociedad en la que decimos ser todos iguales, ¡Pero no es así!, somos distintos en cada ámbito de nuestra vida y las únicas cosas que deben ser iguales, son los derechos y oportunidades que debe tener para cada persona en este país, además de que estos sean respetados como corresponde. Al integrar la diversidad de orientaciones e identidades a la educación, dejamos de marginar a personas que siempre lo han sido por las normas que ésta sociedad ha decretado, tanto consciente, como inconscientemente (si es que las hubiera así), minimizando bullying injustificado, suicidios o ataques de odio, y disminuyendo considerablemente esto desde la raíz a través de la educación.

 

Milán Sepúlveda, Psicopedagogue espeliazade en infancias trans

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