Cada 1 de diciembre, el mundo conmemora el Día Mundial del Sida, donde todas las organizaciones de la sociedad civil se unen para luchar y exigir recursos para el cuidado, protección y prevención de VIH/SIDA. Sin embargo, en pleno siglo XXI se sigue estigmatizando y discriminando por esta enfermedad; por ello, no ha de sorprendernos que el VIH penetra en la comunidad de manera silenciosa y sin que nadie se dé cuenta. Debemos exigir las cifras de personas que viven con VIH/ SIDA y cuántas están en tratamiento. Qué pasa con la participación de las y los jóvenes que están siendo notificados; y cómo hacemos que las campañas de prevención sean eficaces para esta población, que no cuenta con una educación sexual (integral).
Por otra parte, y pese a que existe un conocimiento sobre esta enfermedad, aún no hay claridad respecto de qué acciones se necesitan y las prioridades sobre las mismas. Es necesario hacer una reflexión especial a las familias diversas, ya que, dentro de la comunidad LGBTIQA+, específicamente en las uniones civiles y matrimonios igualitarios de hombres homosexuales, la realidad del VIH/SIDA sí se encuentra muy presente; hoy nuestros núcleos intentan adaptarse al estigma y al posible rechazo de su entorno manteniendo la enfermedad en secreto o encubriéndola. La única forma de realizar progresos contra la epidemia es sustituir la vergüenza por la solidaridad, y el miedo por la esperanza.
Necesitamos pensar claramente de dónde surgen el estigma y la discriminación. Frente esta enfermedad fuertemente invisibilizada, el silencio del Estado de Chile está fracasando en materias de prevención efectiva y afectiva.
Frederick Landabur
Presidente Directorio – Fundación Chile Diverso